miércoles, 30 de noviembre de 2011

Reflejos de sí mismos: la ciudad

Sennett, urbanista y heredero del concepto de clases sociales, resalta en su obra la influencia del espacio y del trabajo sobre el modo en que se constituye la vida urbana de las personas. En Carne y piedra, el autor aborda la historia de la ciudad a partir de las experiencias de los individuos en el contexto urbano. En los primeros cuatro capítulos, el periodo temporal contemplado inicia cerca del año 431 a.c., año en el que tuvo lugar la Guerra del Peleponeso, hasta los Siglos I y II, tiempo en el que Roma vivía el cambio al monoteísmo.

El autor señala dos aspectos fundamentales en Carne y piedra: (1) Cómo ciertos hitos históricos marcan un momento significativo en la experiencia de los individuos y a su vez en su relación con el espacio en el que viven. Razón por la cual su investigación se delimita temporalmente por determinados hechos, así, desde la culminación de una edificación hasta el cambio profundo que significó la supremacía del monoteísmo. Y, principalmente, (2) cómo ha prevalecido la conexión entre los cuerpos humanos y las obras de arquitectos y urbanistas.

Para Sennett, en cada momento histórico, los individuos consensuan un concepto de su propia imagen corporal, haciendo las distinciones del caso en función de las diferentes clasificaciones por tipos de individuo. Esta imagen se traslapa a la imagen de la ciudad. La percepción del individuo y de su vida social transforma el paisaje en el que éste se desenvuelve, de-construye y construye la arquitectura y la planificación urbana de su entorno; mientras se configuran ciudades modelo en respuesta a las aspiraciones y creencias de las personas modelo. En Carne y piedra, la idea sobre el individuo y sobre cómo es su vida social se determina en una relación bilateral con la forma de las relaciones espaciales de los cuerpos humanos (Sennett, 1997:19).

Entre los ejemplos que Sennett emplea para mostrar el modo en que operan las conexiones entre cuerpo y ciudad, como espacio construido, el más evidente es el de Atenas. En este caso, el autor señala la correspondencia entre la exhibición del cuerpo del ciudadano, la de las ideas y la de las obras arquitectónicas. De igual modo sucede con las superficies, las posturas y el interés por hacer una distinción entre individuos; todas estas características de las relaciones sociales tienen su representación en el espacio urbano. Sin embargo, el autor no hace manifiesta la influencia de la relación hombre – medio natural, ni en la planificación urbana, ni en la propia arquitectura. No solo en lo que respecta a las exigencias que la geografía impone a uno u otro grupo social, sino en lo que concierne al concepto de aislar o incorporar a la naturaleza a su diseño arquitectónico.

Bibliografía: Sennett, R. 1997. Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. C. Vidal, trad. Pp. 1 – 160. Madrid: Alianza Editorial.

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