sábado, 31 de diciembre de 2011

Justicia quimérica


Además del amor por el análisis deductivo profesado por el personaje de invención de Conan Doyle, quien refleja el espíritu cientificista de la época (s. XIX), existe un elemento igualmente recurrente en la saga de Sherlock Holmes: la justicia por mano propia. Los sujetos a quienes suele dar captura Holmes, en compañía del doctor Watson, llevan tras de sí historias de vieja data y muy dependientes del sentimiento de la venganza. Más allá del debate filosófico y moral sobre la venganza y, si se quiere, sobre su costo-beneficio, un aspecto a analizar es la justicia de mano propia; aquellas acciones violentas y juzgadas como criminales, que una persona acomete a raíz de la insatisfacción que le produce la impunidad sobre un crimen.

Una prescripción de los hechos, corrupción, permisividad o complicidad de las autoridades, vulnerabilidad (por amenazas contra la vida o por hechos discriminatorios) y otras causas de impunidad y de negación del derecho a la verdad parecieran fomentar, no precisamente justicieros tipo el Zorro o Batman, sino personas capaces de asumir la responsabilidad de llegar a la verdad y a juzgar, aunque evadiendo principios que ya han sido consagrados en el sistema judicial de cada país. Quepa aclararse que los sistemas penales son evaluados a partir de indicadores que permitan estimar la tasa de impunidad y arbitrariedad de los mismos.
(Los valores normativos que debe respetar, promover y garantizar el sistema penal en un Estado social y democrático de derecho se agrupan en: (i) debido proceso; ii) derechos de las víctimas; iii) independencia; iv) oralidad; v) eficiencia; vi) calidad; vii) selectividad; viii) reducción de la impunidad o persecución efectiva de los delitos; y ix) confianza - Observatorio de la Justicia Penal Colombiana-)

En las historias de Sir Arthur Conan Doyle, estas personas, poseedoras de una determinación correspondiente a la magna responsabilidad que se cargan frente a la impunidad, no se convierten en canallas. Los protagonistas de algunos de los casos abordados por Holmes, durante años alimentan el dolor de la pérdida (resultado del crimen) y maquinan una intrincada estrategia para evitar ser culpados, pero que preferiblemente les consienta evidenciarse ante el culpable de sus tragedias y, en ocasiones, que les permita dar la oportunidad a éste de redimir sus culpas demostrando arrepentimiento y cambio, con lo que evitarían cometer un crimen ellos mismos. Si bien atropellan elementos como el debido proceso, la independencia o la calidad del proceso, llegando a cometer crimines sobre personas inocentes, estas personas no son descritas por el autor de modo que parezcan los antagonistas de sus relatos y novelas. Este rol es encarnado por personajes como los inspectores Gregson y Lestrade o aquellos que evadieron la justicia y propiciaron el desarrollo de las historias, sin llenar por completo un papel de antagonista típico.

¿En qué medida podrían justificarse estas acciones de justicia? ¿Constituyen realmente justicia? ¿Son una resolución de conflictos que aún así se tratan de impunidad (relativa)? Entendiéndose impunidad relativa como imposición de castigos poco (o nada) apropiados o como impunidad a nivel de criminalidad organizada; ¿Conducen estas acciones a la verdad o a una satisfacción espuria?

domingo, 25 de diciembre de 2011

Esclavitudes


De la María de Jorge Isaacs se han planteado numerosas críticas literarias y señalado múltiples aristas de los temas, situaciones y personajes que el autor plasma en su novela. El más discutido ha sido el romance desarrollado en el texto, pieza evidentemente inscrita en el estilo de la literatura del romanticismo (la relación entre María y Efraín y la apología a la espectacularidad de los paisajes caucanos). También ha tenido un lugar privilegiado la referencia a la sociedad caucana y la figura de los hacendados en el país.

Por otra parte, por la fecha en la que se enmarca el relato (hacia la mitad del siglo XIX) se vivía un periodo de transición (reformas liberarles), en el cual el tema de la esclavitud entró en su última discusión bajo el término de esclavitud. Con lo cual quiero indicar que múltiples formas de esclavitud se mantuvieron y aún se mantienen, solo que bajo uno u otro mote eufemístico. Ahora bien, las historias en María se relacionan inevitablemente con la situación de los esclavos y manumisos (hijos de esclavos que en palabra nacían libres –desde 1821- pero que según el lugar y “dueño” eran más o menos esclavizados). Trataré este tema, específicamente la historia de Nay (Feliciana).

Se ha escrito a favor y en contra sobre la visión de Isaacs respecto a la esclavitud, que puede deducirse de esta novela. Por un lado, se podría considerar que el autor no fue precisamente un progresista en el tema; frases como “los esclavos, bien vestidos y contentos, eran sumisos y cariñosos para con su amo” o “los músicos y cantores, mezcla de agregados y esclavos manumisos, ocupaban una de las puertas” no lo dejan entrever como un opositor al entonces status quo de dominación mestizos-negros. Por otro lado, se podría defender a J. Isaacs resaltando cierto carácter redentor hacia los esclavos; así lo muestran ciertos pasajes en los que el autor presenta una relación de cordialidad entre esclavos y amos, y el papel benefactor de estos últimos, por ejemplo en el trato dado a Juan Ángel (hijo de Nay) a quien la familia de Efraín vestía y protegía.

Centremos la atención en Juan Ángel. Al igual que su madre, él recibió un nombre distinto al suyo (originalmente en cierto idioma africano) en el momento en que fueron comprados por el padre de Efraín, en un acto de compasión y de rebeldía, en tanto que les trató como no esclavos (el padre de Efraín conocía que Nay fue capturada luego de la expedición de la ley 7 de 1821 y que el nacimiento de Juan Ángel fue también posterior a dicha ley). Sin embargo, “inevitablemente” la relación entre, a un lado, Nay (Feliciana) y su hijo (Juan Ángel) y, al otro lado, la familia de Efraín fue de sumisión de los primeros hacia los otros (¿se podría decir que de agradecimiento? como lo podría interpretar hoy día Rosa Haluf de Castro).

Una persona no puede escapar a las fronteras que su contexto le impone, de modo que Isaacs redactó su novela ateniéndose a los límites que una sociedad esclavista le demarcaba. A mi modo de ver, el autor refleja (al igual que en otros aspectos de su novela) su percepción como hijo de un hacendado del Cauca, sin dejar de manifestar sus inquietudes frente al sistema esclavista. La dedicación de varios capítulos a la historia de la esclavización de la princesa Nay y de su periplo desde el África hasta llegar a la hacienda de la familia de Efraín y, en general, el relato que constituye sobre la trata de africanos, manifiestan la inconformidad de Isaacs con la agresión perpetuada contra los africanos.

Estos capítulos de María son bastante conmovedores. En primer lugar, mantienen la idea romántica del amor intenso pero caprichoso en la medida que los amantes son irremediablemente separados. En segundo lugar, muestran el dolor afrontado por los africanos hechos esclavos; y en una frase, esclarecedora para mí (omitiendo el hecho de que Isaac denomina “salvaje” a la actitud de Nay), el autor presenta la angustia e impotencia de los esclavizados: “Nay había resuelto que el hijo de Sinar no sería esclavo. En una ocasión en que Gabriela (su ama) le hablaba del cielo, usó de toda su salvaje franqueza para preguntarle: - Si los hijos de esclavos mueren bautizados, ¿pueden ser ángeles?

Un análisis de mayor amplitud y profundidad se encuentra en Reflejo de la historia de la esclavitud enel relato de Nay y Sinar en la novela María de Gabriel Uribe.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Actos de FE


Así como Holmes se equivoca en pensar que a partir de una gota puede inferir la existencia de un océano y los humanistas en creer que de unos pocos hechos pueden inferir el comportamiento de la humanidad, los físicos se equivocan en creer que solo observando la Tierra y su universo adjunto, pueden deducir el comportamiento y las leyes del Universo.
La gente no puede ganar nada sin perder algo. Debe presentar algo de un valor similar para ganar algo. Pero tampoco puede perder algo sin ganar nada. Es el principio de equivalencia...

El problema es que no siempre se está de acuerdo con el valor que a las cosas dan los demás o con el que da esa entidad superior (La Verdad, Dios, Karma, etc...); y que el valor que cada quién otorga a las cosas no es una constante en el tiempo y en el espacio.

Ese también es el problema de la teoría de la utilidad en economía.
"La capacidad de los primeros seres humanos en comprender que los patrones de luz entre los arbustos podían ser las rayas de un tigre fue clave para la supervivencia de la especie humana. Era mejor correr, incluso si se estaba equivocado, que quedarse a deliberar y ser devorados. Como resultado, estamos a menudo equivocados y corremos el riesgo de ser engañados, o sea seguimos corriendo siempre, incluso cuando no hay tigres en la maleza"

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cuando se habla al otro sobre sí mismo

Al hablar con otra persona, con bastante frecuencia, acaparamos la palabra para hablar de nosotros mismos; aún cuando la otra persona esté conversando sobre sí misma, intervenimos o interrumpimos para decir lo que nos gusta, nuestro caso, algo parecido que nos ha sucedido… yo hice, a mí me dan, etc. De esta situación no escapa la producción escrita de las personas. Desde teorías científicas hasta figuras literarias expresan lo que su autor tiene para decir sobre sí mismo. Nuestra comprensión del Universo tiene límites en nuestra experiencia, en nuestro conocimiento sobre la Tierra y el universo más próximo. Las interpretaciones sobre los hechos sociales de la sociedad en la que se vive y de las sociedades ajenas son reflejo de la persona misma quien las realice. La literatura suele manifestar muchas de las características, experiencias e imaginarios de quien la escribe.

De la última obra de Shakespeare, la obra teatral La tempestad, se dice que presenta entre sus personajes ficticios aquellas personalidades (existentes) de interés para el dramaturgo, así como el contexto político de su época. Cabe señalar que en la obra también se exhiben los conocimientos del autor sobre magia y sus reflexiones acerca de la existencia y la vida.

Sobre el contexto político, resalta aquello que incumbe a la posición colonialista de Europa. En La tempestad se puede observar una representación de la construcción del salvaje, bajo el personaje de Calibán (fonéticamente similar a caníbal). Calibán es un personaje monstruoso, hijo de una hechicera, único habitante de la isla (nativo u exótico –el otro) y nunca antes contactado por la civilización (un hombre natural). Él recrea la idea europea del salvaje. En un personaje con limitaciones para interactuar con los náufragos, con ciertos atributos referidos a la sexualidad (intenta violar a Miranda, el personaje femenino de la obra) y que resulta siendo manipulado y condicionado por estos. Se trata de un acondicionamiento que recuerda el adoctrinamiento y la esclavización de los pueblos de América por parte de los conquistadores (quienes en última instancia también podrían llamarse náufragos, al haber dado sin intención con el continente que habría de ser llamado América).

Roger Bartra desmenuza la idea del salvaje y la historia de su construcción en el libro EL salvaje en el espejo. Este es un trabajo que no pretende hablar sobre la sociedad del otro (del salvaje), sino sobre la sociedad de sí mismos: de “la civilización” y sus imaginarios. Y esto es porque la historia del modo en que los europeos comprendieron en un principio la existencia de los pobladores del continente que venían de descubrir, se remonta a siglos precedentes al propio en el que tal hecho ocurriera. La idea de la existencia de seres entre lo bestial y lo humano surge en el siglo XII, como manifestación de la separación entre lo natural y la civilización, entre el animal y el ser humano. Se trata de una representación sin evidencia alguna, fruto de múltiples manifestaciones culturales y artísticas, que encontró una forma de corporizarse en los habitantes del lejano y “nuevo” continente. De modo que, el salvaje no encarna a quien se le asigna tal mote, sino que refleja lo desconocido, los miedos y el entendimiento de quien lo profiere. A esta interpretación responde el personaje bestial en la obra de Shakespeare.

Recordemos la similitud fonética entre Calibán y caníbal y de interpretación entre el acto fallido de violación a Miranda y el canibalismo. El ‘otro’ en La tempestad incorpora pues al caníbal. Calibán es agreste y luchador (se opone a Próspero) como la representación de los caribes  en las narraciones de Colón y de los conquistadores. Arens (1981) aborda la construcción del mito del canibalismo y el rol de la antropología en dicho proceso. El autor señala que el interés por indagar las culturas y la idea de que otros (lejos de uno mismo) consumían carne humana aparecieron en la literatura occidental en la misma época.

Estas representaciones, del salvaje y del caníbal, son expresión del orden, de las relaciones de poder jerarquizadas. En La tempestad es visible la relación de dominación ejercida por Próspero y hacia Calibán. La identidad de este último se define bajo esa relación colonial (hegemónica), como podría decirse en los términos expuestos por Aníbal Quijano en Colonialidad del poder y clasificación social. En dicha relación se observan los elementos que Quijano señala acerca del conflicto entre dominado y explotador:
(…) el control de los siguientes ámbitos de existencia social: (1) el trabajo y sus productos; (2) en dependencia del anterior, la “naturaleza” y sus recursos de producción; (3) el sexo, sus productos y la reproducción de la especie; (4) la subjetividad y sus productos, materiales e intersubjetivos, incluido el conocimiento; (5) la autoridad y sus instrumentos, de coerción en particular, para asegurar la reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regular sus cambios. (Pp. 345).

Para Quijano esta manifestación del eurocentrismo es latente en las relaciones de clase, en las que históricamente se construye patrón alguno de poder. En este sentido, podría verse la interacción entre Próspero y Calibán como la forma en que se estructuró la imposición del “civilizado” sobre el “natural”.                       

Si nos remitimos a la conclusión de Bartra acerca de la materialización de la idea del salvaje en la población de América, podemos encontrar que el orden estructural de imposición entre la civilización y la naturaleza también se materializó en dicho continente. Sin embargo, la obra de Shakespeare no es una referencia directa a este hecho, sino a la construcción interna (europea) de la visión del otro y del mundo en general, a las realizaciones del mundo ‘civilizado’, a la construcción de su propia identidad.

BibliografíaShakespeare, William. (2000 (1611)). La tempestad. Trad. Cohen, M. & Speranza, G. Bogotá: Grupo Editorial Norma.
Quijano, Aníbal. (s.f.) Colonialidad del poder y clasificación social. Disponible en: http://cisoupr.net/documents/jwsr-v6n2-quijano.pdf (consultado el 8 de diciembre de 2011).
Bartra, Roger. (1992). El salvaje en el espejo. México: UNAM y Era.
Arens, W. (1981 (1979)). El mito del canibalismo, antropología y antropofagia. Trad. Mastrangelo, S. México: Siglo XXI Editores.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Trabajo infantil indígena


MORALES THOMAS, Patrick. (2010). “Trabajo infantil en la Sierra Nevada de Santa Marta”. En: François Correa Rubio (Editor), Infancia y trabajo infantil indígena en Colombia. Bogotá : Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogotá, Facultad de Ciencias Humanas.

http://atanquez.wordpress.com/page/6/
Patrick Morales nació en 1969 (Colombia), es antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y doctor en antropología social de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Ha realizado múltiples trabajos relacionados con los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, en especial sobre el pueblo Kuankamo. Su área de investigación abarca temas de identidad, idiomas indígenas, memoria histórica y re-etnización.

En este trabajo Morales Thomas se sumerge en el debate sobre la capacidad de agencia de los pueblos indígenas a partir del análisis de un tema espinoso, por las notaciones que ha tomado en la escena política y de opinión pública en el país: el trabajo infantil. Esta situación fuertemente criticada y practicada en la sociedad no indígena del país, significa, de igual forma, una cuestión polémica en el contexto de los pueblos indígenas; pues, además de existir un rechazo a la explotación infantil en trabajos mal que bien remunerados o, en el peor de los casos, bajo la figura de del reclutamiento en grupos ilegales armados, al hablar del trabajo infantil en los pueblos indígenas es necesario incorporar su construcción de la noción de trabajo y de la “imagen de infancia”, en palabras del autor.

Morales aborda estos temas a fin de dilucidar la concepción de trabajo infantil e interpretar su práctica en los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta. Para esto, el autor elabora: un contexto histórico y geográfico de la zona, enfatizando en el proceso de colonización y la dependencia económica anexa; una revisión de la organización social en Atánquez y de los cambios que está ha tenido, así como de la re-etnización entre los kankuamo (fortalecida desde el reconocimiento multiétnico y pluricultural de la nación); una exposición de las actividades que desarrollan los niños y las niñas en Atánquez en relación con la alimentación y los vínculos familiares; una clasificación del trabajo infantil en la zona de acuerdo al Convenio 182 de la OIT (como el trabajo a cambio de ayudas o el trabajo en labores agrícolas migratorias); y un análisis de la interacción entre escolarización y trabajo infantil. En cuanto a la relación entre indígenas y colonos, Morales señala que los primeros se insertan en el orden económico de forma desfavorable, en tanto que los colonos, ya inmersos en una economía de condiciones de intercambio desiguales, trasladan la carga a los indígenas a través de su explotación comercial. Esta situación se traduce en una exigencia de mayor tiempo de labor para los indígenas, adultos e infantes, en los cultivos propios y en fincas vecinas.

Ahora bien, Morales propone que el trabajo infantil en estos pueblos indígenas se comprende en el entorno comunitario. Así, el proceso de socialización de los infantes se da a la par de la educación de éstos en las labores y prácticas comunitarias. Morales muestra las diferentes tareas que asumen los infantes (algunas distinguidas por género) en las distintas etapas de su vida (no necesariamente correspondientes a un rango de edad) y cómo dichas tareas se conectan con las relaciones entre los integrantes del núcleo familiar y con el consumo de alimentos. Por ejemplo, los infantes alrededor de los cinco años son encargados “de llevar alimentos a los hogares que hacen parte del sistema de intercambio alimentario”; más adelante, los niños acompañan a los padres a las rozas y las niñas a las madres en las tareas de aseo y preparación de alimentos. En este acompañamiento los infantes aprenden “la mayor parte de los conocimientos prácticos y teóricos requeridos para desempeñarse” en su medio; de igual forma logran apropiar los “elementos simbólicos claves en el proceso de construcción de la identidad”. En contraste, los conocimientos ofrecidos en la escuela parecen no ser los suficientemente atractivos como para evitar la irregular asistencia, la repitencia de cursos y la deserción, principalmente en niños, quienes, con más frecuencia que las niñas, prefieren dedicar mayor tiempo a las actividades agrícolas.

De esta forma es necesario que las medidas que se sugieran y/o busquen aplicar con respecto al trabajo infantil, sean resultado de un esfuerzo por comprender el contexto e interpretación particular del trabajo infantil en los pueblos indígenas (el arriba descrito tan solo es el caso de los Kankuamo). Incluso podríamos aventurarnos a proponer aristas diferentes a las establecidas por la OIM, en función de distinguir aquellas formas inaceptables de explotación, el trabajo infantil indígena remunerado trasgresor de las prácticas tradicionales del pueblo en cuestión, y el “trabajo” infantil que hace parte de los mecanismos de inmersión del infante en las prácticas comunitarias (los cuales también pueden ser identificados y caracterizados para la cultura mayoritaria del país).

martes, 6 de diciembre de 2011

¿Qué habrá en cada cuadrito?

"El lado oscuro de las redes sociales" Por Álvaro Montes, columnista revista Semana

"En 1995, el experto en temas de tecnología Nicholas Carr formuló esta pregunta: ¿Y si los efectos de la Web 2.0 en nuestra sociedad son malos en lugar de buenos? El exaltado auge de Facebook y Twitter hizo olvidar por un tiempo esta aguda observación, hasta que varios personajes relevantes la han puesto de nuevo en la mesa. Sonará para muchos a hombre de Neanderthal, pero hay que decirlo: las redes sociales, la tendencia cultural de mayor auge en el mundo, la religión obligatoria de hoy, tienen detractores importantes y un lado perverso que es imposible soslayar.

Las críticas no provienen solamente de adultos desconectados y abuelas ignorantes del mundo digital. Tim Berners-Lee, nadie menos que el inventor de la Web, escribió un riguroso artículo en Scientific American en el que señaló el peligro para las libertades en internet que supone el auge de Facebook y compañía. Las redes sociales de moda son islas cerradas, propiedad privada y fragmentación de la Web única y abierta que Berners-Lee soñó hace un par de décadas. Cuando la prestigiosa revista de tecnología y cultura Wired publicó el año pasado su portada 'La Web ha muerto', estaba declarando la victoria de un modelo popular pero fatal de internet: la internet de las redes sociales y de las aplicaciones web, en donde el usuario ya no utiliza el navegador para moverse por el mundo libre de la red, sino que utiliza su tableta, teléfono móvil o red social para vivir solo en los mundos que desde allí se le ofrecen: íconos que conducen a Twitter, YouTube, un medio de comunicación específico o una red social a la que adhiere. "Las conexiones entre datos solo existen en el interior del sitio", dijo Tim Berners-Lee. Aludía al hecho de que uno no puede llevarse los contenidos y relaciones que ha establecido en Facebook para otro lugar. Lee piensa que en la medida en que este tipo de arquitectura de datos se expanda, más se fragmenta la Web y desaparece un espacio informativo universal e independiente.


Parece una discusión abstracta de cosas que solo interesan a expertos, pero en realidad tiene consecuencias prácticas terribles. David de Ugarte, un connotado ciberactivista español, ha señalado que Facebook es una red social de topología centralizada, y no abierta y distribuida como deben ser las redes, en donde prima la cultura de la adhesión de las mayorías a los nodos exitosos. La gente va a Facebook, más que a producir contenidos, a seguir los contenidos producidos por los líderes de opinión. Ugarte incluso encuentra sospechoso que el Departamento de Estado norteamericano recomiende con tanto énfasis el uso de Facebook y Twitter a los activistas de Oriente Medio y lamenta el hecho de que los blogs, que sí funcionan bajo la noción de libertad -porque son sitios independientes cuyo contenido es propiedad de quien lo escribe-, hayan perdido popularidad.


En el mundo educativo también se cuestiona a las redes sociales. Un reciente trabajo del investigador Hugo Pardo recopila las principales críticas desde el mundo pedagógico: los contenidos generados por los usuarios en la llamada Web 2.0 en realidad son generados por los perdedores del sistema, los únicos que no ganan nada en la economía de internet. Alguien se está enriqueciendo con YouTube, pero no es la gente que alimenta con videos esta descomunal red social. Pero lo que más preocupa a los investigadores educativos es que debido a las redes sociales, hoy se vive, se piensa y se escribe en formato beta, "un tipo de lógica productiva de corto alcance que dificulta reconocer entre conocimiento y ruido", según explica Pardo en su artículo 'Una visión crítica de la Web 2.0 desde la educación'. Hay quienes ven en el periodismo hecho por la gente una democratización de la comunicación, pero Pardo ve también un peligroso culto a lo amateur y sostiene que la Web 2.0 podría estar llevándonos a más información con menos rigor, lo que significa mayor confusión. Finalmente, las redes sociales generan nuevos tipos de discriminación: allí también hay bullying
(yo: ¿y cyberbullyng?) y se condena al ostracismo a las poblaciones desconectadas y a las culturas analógicas que no requieren de internet ni del computador para sobrevivir."

Aprovecho para poner este link sobre deep web (legal).

viernes, 2 de diciembre de 2011

Divagando

Fue una buena ocasión para leer Las aventuras de Tom Sawyer, no solo por las coincidencias, sino por el placer de leer de nuevo y con otra mirada un libro tan emotivo. Lo había leído hace unos 10 años creo yo, y recuerdo haber pensado que la vida de Tom era la de un muchacho muy mayor a mí por lo que sus aventuras no eran las de mi edad, por lo que eran distantes a mi realidad. Ahora tuve una impresión nostálgica, pero lejos de deberse a recuerdos y añoranzas de la niñez, este sentimiento creo que responde a que ahora Tom parece un muchacho muy menor a mí y poseedor de un espíritu que envidio, no solo por su ánimo aventurero sino por la amistad que ofrece a los otros niños de la historia de Samuel Langhorne Clemens. No es que sea realmente muy menor, pues siento que estoy en la edad de tomar riesgos y recrear mis propias aventuras (obviamente, en un país en conflicto armado escasean las posibilidades). Y no es que yo no haya tenido amigos, lo que sucede es que no cultivé la amistad y de la mayoría ya no sé nada. 
Sobre las coincidencias (de las que Samuel es protagonista “Twain nació durante una de las visitas a la Tierra del cometa Halley, y predijo que también «me iré con él»; murió al siguiente regreso a la Tierra del cometa, 74 años después”), no solo fue el 176avo aniversario de nacimiento de Mark Twain y no solo fue que confirmara en mi realidad (Bogotá - Colombia, egresada reciente de pregrado de economía) algunas de las reflexiones del autor, como los panegíricos a la vida que las niñas debían escribir para sus exámenes finales en el colegio… algo así fue visto en el Marymount de Bogotá en sus años de colegio femenino. La principal coincidencia fue que el libro me acompaño en mi travesía hacia Montevideo (Uruguay).
Y aquí cambia el curso de la historia. Viajaba Bogotá – Montevideo con escala en Lima, estando en Lima la aerolínea decidió llevar a los pasajeros únicamente hasta Córdoba (Argentina, a doce horas por tierra de Bs As más tres horas en Buquebus hasta Montevideo) y allí cada uno debió responder por el resto de su viaje. Tuve la oportunidad de conocer Córdoba y eso estuvo muy bien, también volé sobre Bs As y crucé la desembocadura del río Uruguay (llamada Río de la Plata... yo creía que era un río). Constaté que si bien hay múltiples coincidencias en la vida de una y otra ciudad, las diferencias también son evidentes pero no radicales, es decir, no significan que no podamos entendernos o compartir (como en la diversidad sexual). Lo más llamativo, y por no hablar de las semejanzas negativas como el abandono de zonas en la ciudad o la marginalización a personas, fue la comida. Viajé buscando el plato típico, como lo enseñan en la escuela y colegio colombianos. Pero, no encontré los platos típicos por región, solo carne y comidas rápidas. Ni la bandeja paisa de Paysandú, ni el sancocho de Maldonado, ni el ceviche de Colonia, ni el ajiaco de Canelones. Nada. Solo carne y chivitos, pizza, perros y las hamburguesas colonialistas. Quizá muestra del afán entre los colombianos por establecer diferencias… que si eres costeño eres bullicioso, que si eres rolo eres frío (en las relaciones sociales), que si marchas por aumentar el presupuesto de la educación pública eres mamerto, que si marchas por rechazar los actos violentos de las FARC eres de derecha, que si vistes de azul puedes ser golpeado por los de rojo o verde al salir del partido… etc., etc., etc… No conocí lo suficiente, pero este tema de la dieta nacional vrs. las dietas regionales amerita estudio para no responder rápidamente, debe ser la geografía, sí, influye pero siempre hay algo más.